Educadora emocional canina y experta en el vínculo humano-perro.

¿Sabes lo que es Ikigai? Es un concepto japonés que significa “la razón de vivir” o “la razón de ser”.

No sabía que era hasta que lo sentí por primera vez.

Comencé mis estudios en diseño gráfico y nada mas acabar, empecé a trabajar dando palos de ciego, trabajando durante años de una cosa y otra, hasta que me planté, lo mandé todo a tomar por culo y dije: ¡SE ACABÓ! no puedo más, no soy feliz.

Sentía dentro de mí una conexión muy fuerte con los animales, en concreto, con los perros y los caballos.

Siempre he sentido un vínculo muy especial con mis perros, incluso pensaba que los entendía (jajajajja a día de hoy me río, el vínculo lo tenía, pero no los entendía en absoluto). Fue a raíz de llevar a mi perra Tula a un adiestrador cuando empezó mi conversación interior. Decidí pedir ayuda, porque era imposible disfrutar de un paseo con ella en la calle. Es un cruce de Mastín y San Bernardo y el paseo era un HORROR, imagínate casi 50 kg de perra… Tiraba muchísimo de la correa y a veces reaccionaba ladrándole a la gente y a otros perros. Conecté con Tula mucho más, el vínculo se fortaleció, me motivé mucho más con ella. Ese fue el motivo por el que paralicé mi vida por completo, hasta que tuve los ovarios suficientes para comenzar otra carrera profesional desde 0. Como puedes imaginar, no fue fácil y tuve que convencer a todo mi entorno de que esto era lo que quería de verdad. Lo que siento, mi Ikigai.

Tengo clientes que acuden a mí porque están frustrados con algún comportamiento de su perro, y también, porque quieren que su perro les haga caso. A día de hoy, me siento orgullosa de mí y de esa decisión, porque eso, es lo que hace que tenga a muchos clientes felices disfrutando de sus perros.

Siento pasión por lo que hago y quiero que sientas el vínculo con tu perro, al igual que yo lo siento, que estés segur@ de ti mism@ y confíes en él en cualquier situación. Querer a tu perro es importante, perro entenderlo, lo es más aún, por eso te enseñaré a tener una comunicación coherente con tu perro y que tu vida sea mucho más fácil con él. También, concienciarte de que nuestras necesidades humanas son distintas a las de los perros.